Directrices para la prevención
Especificidad en cuanto al delito: del
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El terrorismo y la delincuencia organizada son fenómenos latentes complejos que afectan a todas las sociedades en formas y grados distintos, adoptando la forma de amenazas permanentes y cambiantes. Ninguna sociedad se libra de ello, al igual que ninguna está libre de fenómenos delictivos en términos generales.
La principal dificultad para las políticas de prevención contemporánea reside en comprender qué modelos de política y prácticas son eficaces, sostenibles y mensurables frente a los diversos fenómenos del terrorismo emergente y la delincuencia organizada.
El punto de partida del Cubo es que, en realidad, detrás de los términos de «terrorismo» y «delincuencia organizada» se esconde un amplio abanico de delitos a menudo muy diferentes entre sí.
ATAQUES NO TERRORISTAS: El 1 de octubre de 2017, Stephen Paddock, ludópata, asesinó a 58 personas e hirió a otras 546 en Las Vegas con una serie de armas automáticas al abrir fuego sobre un concierto desde la terraza de un hotel adyacente. Cuando la policía intervino, se suicidó. Paddock, de 64 años de edad, disparó 1100 veces y tenía reservas para otras 4000, además de contar con 23 armas diferentes. Las motivaciones de sus actos no están claras. Su caso no se considera terrorismo, como el 90% de los casos, con unas 400 muertes por año en ataques con armas automáticas en EE.UU.[1]
ATAQUES TERRORISTAS: La masacre que ocasionó 49 muertes y 58 heridos llevada a cabo por Omar Mateen, un guardia de seguridad de 49 años de edad, en un club nocturno de Orlando en junio de 2016 se consideró un acto terrorista; en esta ocasión las armas fueron un rifle de asalto y una pistola. El ataque, que empezó como un incidente de tirador activo, se transformó en un incidente de sospechoso atrincherado con toma de rehenes y acabó como el segundo ataque terrorista más mortífero en EE.UU. desde el 11 de septiembre de 2001. Mateen murió, lo mató la policía después del ataque. Mateen no estaba en ninguna lista de vigilancia oficial de terrorismo y podía acceder legalmente a una licencia estatal para la posesión de armas de fuego, de acuerdo con los registros del estado de Florida, porque había trabajado como guardia de seguridad armado para la empresa G4S desde 2007. Mateen era musulmán, aunque no practicante.
A partir de este ejemplo comparativo podemos entender cómo la definición de estos fenómenos entraña una importante componente ideológica, que nos arrastra a interminables debates cada vez que tratamos de definirlos.
El debate en torno a qué es el «terrorismo», la «mafia» o, aún peor, «radical», «extremista», es sin duda útil para encuadrar los objetivos de los delitos y por lo tanto, para definir el marco jurídico pertinente. No obstante, en muchos casos estos debates resultan estériles, cuando no contraproducentes, en comparación con la capacidad de anticipar futuros sucesos, lo cual es el objetivo de la prevención.
De forma similar, la adopción de modelos anti-mafia en casos de delitos normales, como sucedió con el caso «Mafia Capitale» en Roma en 2017, puede llevar a derrotas judiciales graves que socaven la credibilidad del sistema judiciario y comprometan investigaciones complejas.
Otra categoría útil como alternativa al terrorismo podría ser, por ejemplo, la de «asesinato masivo». Si analizamos casos como el de los atentados de la Maratón de Boston en 2013, los ataques de París y San Bernardino (California) en 2014, y en Bruselas en 2016; asesinatos masivos en NewTown (Connecticut) en 2012 y Charleston (Carolina del Sur) en 2016, y los ataques terroristas a principios del verano de 2017 en Manchester y Londres, vemos a diferentes personas y grupos motivados por una serie de factores ideológicos, políticos o individuales que representan una amenaza creciente para la seguridad de nuestro país y de otros países[2].
Si escogemos la categoría de «asesinato masivo» en lugar de la de terrorismo, por continuar con el ejemplo (o hablamos de tráfico de drogas en lugar de usar el término más genérico de «delincuencia organizada»), esto supone desviar la atención de la motivación a los métodos, del por qué al cómo.
El modelo del Cubo, por lo tanto, no se concentra en fenómenos disímiles, incluso si están aparentemente catalogados (o no catalogados) bajo las macroetiquetas de terrorismo y delincuencia organizada, sino en modelos que aglomeran actos de similar ejecución o fenomenología.
Los delitos enumerados en estas macrocategorías, como terrorismo o mafia, son de naturaleza diversa, como deja claro la nueva directiva europea sobre terrorismo[3],
que ofrece una de las listas más completas de este tipo de delito:
(a) atentados contra la vida de una persona que puedan causar la muerte
(b) ataques a la integridad física de una persona
(c) secuestro o toma de rehenes
(d) causar destrucciones masivas a un gobierno o a instalaciones o públicas, sistemas de transporte, infraestructuras, incluidos los sistemas de información, plataformas fijas emplazadas en la plataforma continental, lugares públicos, o propiedades privadas que puedan poner en peligro vidas humanas o producir un gran perjuicio económico
(e) apoderamiento de aeronaves y de buques o de otros medios de transporte colectivo o de mercancías
(f) fabricación, tenencia, adquisición, transporte, suministro o utilización de armas de fuego, explosivos, armas nucleares, biológicas y químicas e investigación y desarrollo de armas biológicas y químicas
(g) liberación de sustancias peligrosas, o provocación de incendios, inundaciones o explosiones cuyo efecto sea poner en peligro vidas humanas
(h) perturbación o interrupción del suministro de agua, electricidad u otro recurso natural fundamental cuyo efecto sea poner en peligro vidas humanas
(i) interferencia ilegal en sistemas…
(i) amenaza de llevar a cabo cualesquiera de las acciones enumeradas en las letras (a ) a ( i )
- Los objetivos a los que se refiere el párrafo 1 son:
(a) intimidar gravemente a una población
(b) obligar indebidamente a los Gobiernos o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo
(c) desestabilizar gravemente o destruir las estructuras políticas fundamentales, constitucionales, económicas o sociales de un país o de una organización internacional.
En el caso de la delincuencia organizada, una lista adecuada es la de los delitos establecidos en los artículos 5, 6, 8 y 23 de la Convención de Palermo. Desgraciadamente, tampoco estas listas de naturaleza institucional y que cuentan con una dimensión legislativa importante son exhaustivas; tan solo resultan parcialmente útiles para nuestro análisis en cuanto a prevención, que se centra en cómo se llevan a cabo los delitos para catalogarlos y compararlos. Por lo tanto, tenemos que demorarnos un poco más en algunos aspectos específicos para identificar soluciones a medida.
Tal y como escriben Roberta Belli y Joshua Freilich «lo que es significativo para la ley puede ser irrelevante para la prevención«[4]. De hecho, para una prevención basada en las situaciones reformada y orientada, que es precisamente uno de los objetivos del modelo del Cubo, no vemos el modus operandi común a ambos delitos como un aspecto decisivo.
El 22 de marzo de 2017, Khalid Masood llevó a cabo un ataque en coche en Westminster. Mató a cuatro personas e hirió a otras 50. Cuando su coche se estrelló contra las barreras de protección de Westminster Palace, Massod salió de él y apuñaló a un policía desarmado de la New palace Yard, acabando con su vida.
Entre el 7 y el 9 de enero de 2015, un total de 17 personas murieron en los ataques a la revista satírica Charlie Hebdo, una tienda de comestibles kosher , y el suburbio parisino de Montrouge. Tres sospechosos de los ataques murieron a manos de la policía en enfrentamientos separados. Usaban rifles de asalto y explosivos de fabricación casera.
Estos ejemplos, escogidos de entre los muchos y muy desafortunados a nuestra disposición, muestran como las categorías tradicionales o judiciales son demasiado amplias para el Cubo. Incluyen demasiados tipos distintos de delitos, que deben analizarse de manera separada en cuanto a su modus operandi. Estos delitos se cometen por varias razones, en diferentes entornos, por parte de diferentes autores, con un grado variable de organización, conocimiento, pericia y armas, tal y como muestran los ejemplos anteriores.
Hasta el momento, los delitos se clasificaban en términos de respuestas al terrorismo o delincuencia organizada y el porqué de que sus autores los llevaran a cabo. A diferencia de estas metodologías comunes, nuestro enfoque se interesa por cómo los delitos han conseguido llevarse a cabo con éxito. Por ejemplo, «terrorismo» podría incluir una categorización detallada mucho más allá de «asesinatos masivos» o «actos terroristas», tales como:
- Atentado individual (o colectivo) con armas de asalto
- Atentado individual (o colectivo) con explosivos, artefactos explosivos improvisados
- Atentados suicidas (desglosados en diferentes modalidades, según si son organizados, individuales, etc.)
- Atentado individual (o colectivo) con arma blanca y armas dobles
- Atentado individual (o colectivo) con coche o camión bomba
- Ataque con vehículo ariete
- Paquetes bomba/ ántrax
- Ataques químicos, radiológicos, biológicos o nucleares
- Asesinatos selectivos
- Ataques con francotirador
- Emboscadas individuales (o en grupo)
- Toma de rehenes
- Secuestro de personas
- Secuestro de vehículos
- Ataques a infraestructuras cruciales
Cada uno de estos casos puede segmentarse en subfenómenos para establecer diferentes modos de operación y escenarios paralelos. Esta es una actividad preliminar muy importante para establecer operaciones de prevención comparadas y basadas en pruebas empíricas.
PRIMER CAPÍTULO DEL MANUAL:
Tenemos que pasar del POR QUÉ al CÓMO el escenario de partida del modelo de prevención representado en el Cubo es que los delitos tienen que ser absolutamente específicos, evitando clasificaciones excesivamente genéricas e «ideológicas», a menudo incluso más específicos que las jurídicas.
La transición del CÓMO al PORQUÉ abre perspectivas de prevención sin precedentes para las políticas de seguridad. Estudiemos de nuevo el ejemplo propuesto: la activación de una estrategia de reducción de las armas en circulación podría considerarse una medida de reducción de daños válida en algunos de los casos mencionados, por ejemplo en EE.UU., donde hay un acceso libre a las armas, que suele ser clave en los tiroteos masivos (o atentados terroristas). No obstante, no resultaría muy útil en el caso de ataques con arma blanca o vehículos, tales como coches, aviones u otros medios de doble uso, como los explosivos de fabricación casera, que son los más frecuentes en Europa, donde el control de armas es estricto y por lo tanto las medidas de prevención han producido un efecto que en prevención del delito basada en las situaciones se llama «desplazamiento«. En estos casos europeos, por lo tanto, las medidas de reducción de daños deben estructurarse de manera distinta. Las modalidades de los actos delictivos son esenciales para definir las estrategias de prevención.
Además del objetivo de la respuesta preventiva, el análisis del modus operandi es estratégico también para el análisis general. Tal y como se deduce de los casos mencionados, por ejemplo, el tipo de armas empleadas es muy importante, ya que implica una logística específica, y está estrechamente vinculado con la elección de objetivos y las capacidades de los autores.
SEGUNDO CAPÍTULO DEL MANUAL:
A efectos de un análisis preventivo y opciones de respuesta a actos delictivos graves, ya sean de terrorismo o de delincuencia organizada, la descripción de las armas usadas y de su logística son un factor determinante a causa del esquema HOMICIDA.
En este sentido, el kit de herramientas TAKEDOWN, a través de ejercicios con el modelo del Cubo, podría considerarse una extensión del enorme trabajo de investigación llevado a cabo por el centro POP de la Universidad de Nueva York con sus 74 guías específicas[5].
Centro para los servicios policiales orientados (POP)
El centro para servicios policiales orientados tiene la misión de avanzar en el concepto y práctica de la vigilancia policial orientada en sociedades abiertas y democráticas. Para ello, ofrece información de fácil acceso acerca de las formas en que la policía puede encarar de manera más eficaz problemas específicos de delincuencia y desorden. Fue creado en 2003, y pone a disposición de sus usuarios experiencias de aprendizaje innovadoras, guías curriculares, apoyo pedagógico, herramientas de análisis de problemas, y una amplia gama de información a través de su página web. Desde la publicación de la primera guía POP en 2001, más de 900 000 copias de las guías POP y de otras publicaciones del Centro POP se han distribuido desde el Departamento de Justicia de los EE.UU., Oficina de Servicios Policiales Orientados Hacia la Comunidad (COPS) a particulares y organismos en todo el mundo. Los materiales del Centro POP también se utilizan mucho en formación policial y cursos universitarios. Entre los muchos logros del Centro POP están las Guías específicas para la policía, con formación sumaria acerca de cómo la policía puede reducir los daños causados por problemas específicos de delincuencia y desorden. Cada una de las guías bebe de un examen exhaustivo de la literatura de investigación y las prácticas policiales notificadas, y cada guía es objeto de una revisión inter pares anónima por parte de un funcionario policial en activo, directivos policiales y un investigador antes de su publicación. El proceso de examen lo gestiona de forma independiente la Oficina COPS, que es quien encarga los exámenes.
[1] La reconstrucción detallada del ataque de Las Vegas se puede encontrar aquí https://www.scribd.com/document/369538275/1-October-FIT-Report-01-18-2018-Footnoted consultado en 21/01/2018
[2] Podemos encontrar análisis importante sobre estos casos desde una perspectiva de prevención del delito basada en las situaciones en Frank Straub, Jack Cambria, Jane Castor, Ben Gorban, Brett Meade, David Waltemeyer, y Jennifer Zeunik, Rescue, Response and Resilience, A critical incident review of the Orlando public safety response to the attack on the Pulse nightclub, Critical Response Initiative, Washington, DC: Office of Community Oriented Policing Services, 2017; Edward F. Davis III, Alejandro A. Alves, y David Alan Sklansky, Social Media and Police Leadership: Lessons from Boston, New Perspectives in Policing Bulletin (Washington, DC: National Institute of Justice, 2014), https://www.ncjrs.gov/pdffiles1/nij/244760.pdf; After Action Report for the Response to the 2013 Boston Marathon Bombings (Boston: Massachusetts State Police, 2014), http://www.mass.gov/eopss/docs/mema/afteraction-report-for-the-response-to-the-2013-boston-marathon-bombings.pdf. 18 Global Terrorism Database, “Incident Summary: 11/13/2015,” National Consortium for the Study of Terrorism and Responses to Terrorism, accessed June 3, 2017, http://www.start.umd.edu/gtd/search/IncidentSummary.aspx?gtdid=201511130008. 19 Rick Braziel et al., Bringing Calm to Chaos: A Critical Incident Review of the San Bernardino Public Safety Response to the December 2, 2015, Terrorist Shooting Incident at the Inland Regional Center, Critical Response Initiative (Washington, DC: Office of Community Oriented Policing Services, 2016), https://ric-zaiinc.com/ric.php?page=detail&id=COPS-W0808; Frank Straub, Jennifer Zeunik, and Ben Gorban, “Lessons Learned from the Police Response to the San Bernardino and Orlando Terrorist Attacks,” CTC Sentinel 10, no. 5 (May 2017), https://www.ctc.usma.edu/v2/wp-content/uploads/2017/05/CTC-Sentinel_Vol10Iss515.pdf. 20 Pieter Van Ostaeyen, “Belgian Radical Networks and the Road to the Brussels Attacks,” CTC Sentinel 9, no. 6 (June 2016), https://ctc.usma.edu/v2/wp-content/uploads/2016/06/CTC-SENTINEL_Vol9Iss613.pdf. 21 Greg Myre, “Manchester Bombing Is Europe’s 13th Terrorist Attack Since 2015,” NPR, May 23, 2017, http://www.npr.org/sections/parallels/2017/05/23/529645904/manchester-bombing-is-europes-12th-terroristattack-since-2015.
[3] DIRECTIVA (UE) 2017/541 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 15 de marzo de 2017 relativa a la lucha contra el terrorismo y por la que se sustituye la Decisión marco 2002/475/JAI del Consejo y se modifica la Decisión 2005/671/JAI del Consejo
[4] R.Belli and J.D.Freilich, Situational Crime Prevention and non-violent terrorism: A ‘soft’ approach against ideologically motivated tax refusal, in J.D. Freilich and G.R. Newman, Reducing Terrorism, op. cit., pg.183
[5] La lista actualizada de Guías se puede encontrar en http://www.popcenter.org/problems/